No te puedo decir fecha y no te puedo decir lugar... ¿Pero acaso necesita el amor algo así para sustentarse? Ni siquiera recuerdo el conocernos, directamente pasé a quererte. Toda nuestra relación se basaba en
problemas y en
tirar adelante.
Empujábamos al otro, a veces por el camino que no era, y siempre teníamos que darnos cuenta e ir al rescate antes de que alguno se hiciera mal. Yo solía cansarme de todo aquello, de tanta angustia y tanto "
Porque, pero, prisa y para...". Decidí que no quería seguir
tirando de ti. Decidí que iría a mi manera y por mi camino, porque así, si quería pararme me pararía, y si decidía seguir, continuaría. No dependería de ti. Pero siempre me daba de bruces con la necesidad de tenerte. Y cada vez que me veía fuerte eras tú el que sentía recaer. Y volvíamos a intentarlo. Nosotros tuvimos
cuartas, quintas, sextas oportunidades... Al final no se trató de empezar de nuevo, al final solo se trató de
huir. Pero nosotros, a la larga, no funcionábamos. La cosa volvía a estropearse y a ver quién era el majo que nos entendía entonces. ¡Y por separado! Hoy nos he encontrado,
a ti y a mí... Cambiados. Plasmados en el papel y en la tinta de un escritor que no nos conoce ni de lejos. ¿Y sabes que he decidido, antes de saber incluso como iban a acabar? Que no quiero seguir tirando y aquí me quedo.
Que si vienes, no me verás.
A veces se veían tan asiduamente que tenían la sensación de ser pareja estable; otras veces podían transcurrir semanas, e incluso meses, entre encuentro y encuentro. Pero del mismo modo en que los alcohólicos recaen después de un periodo de abstinencia, ellos siempre acababan volviendo a por más. Naturalmente, a la larga, no funcionaba. Una relación así estaba condenada al sufrimiento. Los dos habían dejado atrás, sin miramientos, promesas rotas y relaciones traicionadas. (En cursiva, extracto de "Los hombres que no amaban a las mujeres" de Stieg Larsson; Pag. 79)
1 comentario:
:| madre mia...
parece que describan mi antigua relación...
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